Apareamientos entre Animales y Políticos

Actualizado:


Reflexiono mirando estupefacto como los políticos en España han decidido cargarse el sistema sin renunciar a su sueldo. El Gobierno, dando tumbos. La oposición, siguiendo la vieja política de que “el país lo soporta todo”, ha arremetido contra un gobierno débil, confundido y de poca hechura intelectual que actúa como si estuviese solo en el mundo. ¿Qué coste pagaremos? En este país sin sólida educación política la pandemia dará paso al virus del descontento que crecerá a partir de las semillas del paro, del sentirse pobre, de los desahucios, con los políticos ultraconservadores azuzando la frustración sin tener ninguna solución para reconducir a la opinión pública hacia la sensatez. Hace años le escuché decir al dirigente del PNV Xavier Arzalluz:

“Animales y políticos tienen comportamientos semejantes. Por eso ambos se aparean”.

He recordado esa frase al ver que Pedro Sánchez salva la prórroga del estado de alarma con nuevas alianzas. Cuando escuché la frase de Arzalluz fui al zoo y allí pasé horas hablando con expertos. Me enteré del estrés que castiga a los animales en cautividad es similar al estrés de políticos encerrados en las jaulas de las listas cerradas. Se detecta ese estrés en animales y políticos por sus posturas de sumisión. Un estudio comparado demuestra que los orangutanes suelen ser fieles al primer apareamiento en tanto que los políticos son, electoralmente, bígamos sin conciencia de culpa. En las familias de caimanes sólo el jefe de la camada tiene garantizado un lugar al sol. También en los partidos políticos sujetos a una disciplina tan férrea como la de los caimanes solamente el líder tiene garantizado un lugar al sol hasta que fracasa y un político/caimán más joven le destrona. Como todo político en fase electoral, la orca es depredadora en libertad pero en cautividad, al igual que un partido sin mayoría absoluta, pacta con el delfín, su rival de siempre. Elefantes y políticos son agresivos en época de celo o de elecciones, y leones, tigres, presidentes y secretarios generales de partidos suelen matar a sus crías o candidatos a sucederles. A vece los apareamientos acaban mal.