Diario del coronavirus
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Seguimos aplaudiendo todas las tardes al personal sanitario.
¿Sabemos cuánto cobra por su servicio abnegado? Lo que cobran los médicos varía según trabajen al ICS o a la XHUP o hagan guardias. 2.500 euros netos sería el sueldo estándar. El sueldo de las enfermeras oscila sobre los 1.800 euros.
¿Hay déficit de personal en los hospitales? Depende del servicio y del hospital.
¿Está desmoralizada la clase médica? Es difícil saberlo, pero es cierto que hay pocas posibilidades de promoción profesional y el sueldo no motiva. Se han perdido unos 30.000 profesionales sustituidos por un exceso de personal eventual al tiempo que el sector ha sido castigado por los recortes presupuestarios, reducidos en un 10% en los últimos seis años.
¿Cómo ha afectado el coronavirus a médicos y enfermeras? Los que lo han afrontado desde primera línea han sufrido mucho estrés y miedo a caer enfermos, aunque sin olvidar el deber moral de atender lo mejor posible a los afectados por el virus. Los hay que han caído y están confinados en su casa.
En los años de gobierno de CiU la sanidad catalana fue de más a menos, sobre todo cuando Pujol se retiró y le sustituyó Artur Mas. Político con la íntima convicción de que la sanidad es incontrolable, eligió como conseller a Boi Ruiz, hombre que hablaba demasiado y no había gestionado nunca un hospital pese que, ironías de la vida, llegaba a la Conselleria de Sanidad tras presidir la patronal de hospitales.
Lo primero que dijo el nuevo preboste fue que los usuarios debían hacerse socios de mutuas privadas. Sin decirlo, una forma de copago encubierto. Luego añadió que los profesionales se rebelaban porque no querían perder privilegios. Cerró las provocaciones añadiendo la incoherencia de que el recorte que afectaba al cierre de plantas y quirófanos y despido de profesionales no afectaría a la calidad asistencial. El error del desaguisado estaba en el hecho de que el recorte de gastos sólo contemplaba el dinero a ahorrar a corto plazo sin afrontar el problema de fondo: la reestructuración del sistema para contener un gasto que crecía exponencialmente superando en cuatro puntos el PIB. Aceptemos que debe analizarse como se gasta pero es inaceptable que se rebaje la calidad de la sanidad pública.
Es necesario que un consejo interterritorial haga más homogéneo el sistema, sin hacerlo uniforme. No puede ser que haya comunidades autónomas que vacunen y otras no. Que la farmacia hospitalaria se lleve con criterios distintos. Que haya comunidades que construyan hospitales comarcales que dejan en manos privadas… La sanidad pública debe limitar algunos servicios propios de la sanidad como consumo, no como salud. Ahora que vienen malos tiempos es necesario defender la sanidad pública porque en años de crisis de los cinco flagelos sociables que denunció hace ochenta años William Beveridge, ideólogo de un sistema público de salud, tres siguen vigentes: la pobreza, la enfermedad y el paro, definido como ociosidad forzosa.